La Columna: Un papel que soluciona todo
Dicen que a Julián Quiñones su ex entrenador en el Atlas (Diego Cocca), lo convenció de naturalizarse cuando el argentino estaba dirigiendo al Tri, el colombiano, que llegó muy joven a México y busca una oportunidad, vio una buena opción para conseguir el sueño de todos los futbolistas, jugar la Copa del Mundo y en México, todos los extranjeros que llegan, en su mayoría de un nivel cuestionable, saben que llevan algo de ventaja.
Quiñones ya consiguió la naturalización, ya es ciudadano mexicano y lo único que faltará, es que reciba una convocatoria para comenzar ese sueño, de jugar la máxima fiesta del balompié.
Pero vuelve a surgir la polémica alrededor del tema, pensando que se soluciona de forma inmediata, que México tendrá a su servicio un jugador con características que no se pueden encontrar en México y lo primero que surge en el análisis es que, ¿realmente no hay jugadores con esas características?, no creemos que entre tanto jugador de futbol que se encuentran en fuerzas básicas y estudios pilotos, no exista uno con esas características, pero que le haga falta pulirlo.
La realidad es que, claro que Quiñones es una oportunidad de solucionar un problema que el futbol mexicano ha ido acumulando sin trabajar en erradicar esa “ausencia” de jugadores con tal y cual característica; el jugador de origen colombiano tiene eso que a muchos en México les puede sobrar, pero que por alguna situación, la que usted puede imaginarse, no llegará al escaparate donde puede encontrar una convocatoria.
Nos conformamos más con los Antuna, lejos de ir a buscar a los Quiñones.
La Liga MX ha propiciado una serie de situaciones que no permiten encontrar jugadores. Sinha era el jugador “diferente” para La Volpe, Caballero y Franco los fue para Aguirre y así podemos ir encontrando casos en cada mundial. Desde 2002, cuando Gabriel Caballero revivió aquella polémica, no hay mundial en la que se hable de esa posibilidad. Que si es legal, claro, por las leyes que lo permiten, que es necesario, claro, porque en México se han encargado de obviar soluciones de fondo y no de forma.
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