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  • VANESSA TRACONIS QUEVEDO

La mesa interinstitucional e intersectorial del Observatorio de la Pobreza Farmacéutica, la Equidad Sanitaria y la Exclusión Social, y del Fondo Solidario de Medicamentos

El importante crecimiento que se ha dado en nuestro país, en cuanto a las entidades de acción social y el desarrollo que muchas de ellas están teniendo, constituye una ventaja para lograr una sociedad más justa y comprometida en la ayuda humanitaria, lo que al traer un trasfondo cobra mucha relevancia actualmente; todos formamos parte del tejido social y hoy en un mundo envuelto en crisis, ser parte de ello significa actuar con solidaridad, protección, respeto a los derechos y seguridad ante las adversidades; lo que implica relaciones significativas que determinan y permiten a los integrantes de una comunidad ser, estar, producir, crear, interactuar y proyectarse en todos los ámbitos de interacción social en todas sus variantes.


La ayuda humanitaria es una forma de solidaridad, generosidad, altruismo y responsabilidad social generalmente dirigida a grupos vulnerables y en desventaja social; su objetivo no debe ser otro que la prevención y reducción de la desigualdad, de la exclusión social y/o del sufrimiento humano, pero en ocasiones nada es lo que parece en el mundo.

En México tenemos casi 39,000 organizaciones de la sociedad civil (OSC), (Registro Federal de las OSC, 2018), muchas de ellas constituidas para realizar acciones de ayuda humanitaria y reconstrucción del tejido social, sin embargo su nivel de profesionalismo e impacto social no ha logrado su mayor potencial y claridad. Uno de los principales factores que han limitado el desarrollo social es la falta de control en el profesionalismo, ética, confianza y credibilidad en este tipo de organismos para concretar el desarrollo y contribuir al fortalecimiento del sector civil, estas entidades juegan un papel fundamental en la transparencia, la rendición de cuentas y las buenas prácticas y mientras no se regule y se exijan mecanismos de claridad en su actividad, seguirá siendo un simple mecanismo de manipulación para intereses de particulares, pero además también un riesgo en la salud pública, en la que seguirán caminando en el sendero del “cumplimiento” o no cumplo y miento.

A medida que la labor de las OSC se extiende en distintos ámbitos como la alimentación y la salud, se les debe exigir contar con las licencias sanitarias, procedimientos normalizados operativos, certificaciones y controles de calidad, ya que esto repercute en las buenas prácticas en el manejo, almacenamiento y dispensación  de estos insumos; problemas como la contaminación cruzada por agentes patógenos, la resistencia antimicrobiana (RAM) y la mala destrucción y eliminación de productos farmacéuticos, se da por el manejo inadecuado de los medicamentos y estos problemas son una amenaza para la salud pública y el desarrollo mundial. El hecho de que las OSC lleven a cabo diversas labores de interés público como brigadas médicas y dispensación de medicamentos, la oferta de estos en redes sociales y la entrega por mecanismos inadecuados, pone en riesgo la vida de los pacientes y de la población en general al no cumplir con las medidas sanitarias tales como la red de frio, la regulación de la transportación, el control en la dispensación, las contraindicaciones, así como la dosificación de los mismos, entre muchas otras, sin dejar a un lado la transparencia de los recursos que no cuentan con la trazabilidad, permitiendo que los productos provengan sin regulación, baja o nula calidad y vigencia o productos apócrifos.


RedSalud Internacional en consecuencia de su trabajo social y de ayuda humanitaria tiene como fin promover la inclusión de las entidades públicas y privadas a través de su profesionalización –tecnología, innovación, cumplimiento normativo y certificación– y la vinculación entre ellas, alineando sus objetivos a los de la Agenda 2030 en el diseño y evaluación de sus acciones con medición de indicadores y parámetros a corto, mediano y largo plazo, con la trazabilidad y transparencia como un requisito en las mismas, cumpliendo todos lo establecido en las normativas oficiales nacionales e internacionales, con el propósito de poder obtener recursos para el cumplimiento de sus objetivos generando la sostenibilidad que los proyectos de ayuda humanitaria requieren, pudiendo con esto generar un diagnóstico de la realidad permitiéndoles dimensionar las problemáticas sociales que abordan por sus objetos sociales, visibilizarlos y ejercer acciones para paliarlos, además de generar un proceso de diálogo/retroalimentación con los tomadores de las decisiones sobre el ejercicio de la función pública, significando el salto a la transformación digital y al futuro de la gestión de proyectos para el desarrollo sostenible.

Ante ello, invitamos a cada entidad pública o privada a ser parte de la mesa interinstitucional e intersectorial del Observatorio de la Pobreza Farmacéutica, la Equidad Sanitaria y la Exclusión Social, y del Fondo Solidario de Medicamentos en México; un espacio de trabajo conformado por líderes de todos los sectores públicos y privados que buscan construir a través de compartir experiencias, responsabilidades y recursos a través de una cultura colaborativa en la toma de decisiones, basados en información oficial, oportuna, real y transversal, brindada por el observatorio, que  permite identificar cuáles son los problemas, en dónde se ubican y cómo solucionarlos, en lo referente a la salud integral -física, mental y social- y todos sus factores que afectan este derecho humano fundamental y universal. Si quieres ser parte de está mesa institucional qué cerrará brechas de desigualdad y desventaja social; contáctanos en direccion@rsalud.com.mx.

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