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ALEJANDRA OROZCO

La Sepultura, una ventana a la fauna y flora chiapaneca

Tuxtla.- Entre los municipios de Arriaga, Cintalapa, Jiquipilas, Tonalá, Villacorzo y Villaflores, se ubican más de 167 mil hectáreas que componen la reserva de la biosfera La Sepultura, hogar de cientos de plantas y animales que representan este ecosistema chiapaneco y también lo conservan, una tarea muy importante que llevan a cabo tanto instituciones como la propia comunidad que se ubica dentro de la reserva.


Omar Gabriel Gordillo Solís, director de la reserva, explica que tienen una trayectoria histórica de monitoreo biológico de especies, desde su arranque en 1995 cuando se decreta esta área natural protegida (ANP), recibiendo información de los pobladores y técnicos, a partir de sistematizar estos datos con un enfoque de ciencia ciudadana, que toma relevancia en los últimos años porque busca integrar al ciudadano, ya sea urbano o rural a participar en los procesos de investigación o monitoreo en este caso, por lo que desde 2019 adecuan el programa para tener ese peso que requiere la generación y análisis de la información.

“El monitoreo nace del interés de los habitantes de la reserva, que van seleccionando y fortaleciendo sus capacidades, ellos ya conocen la mayoría de la fauna pero hay que formarlos para identificar a nivel de especie, grupos taxonómicos, que son indicadores de la salud de los ecosistemas, así como el manejo de equipos, como binoculares, cámaras trampa, GPS, a través de una app toda esta información la pasan al coordinador, quien valida los registros y los ingresa a una base de datos, para su posterior análisis del tamaño de las poblaciones, sus amenazas, esto se analiza y se genera un informe anual de monitoreo, que se les entrega para llevarlo a sus asambleas, donde toman decisiones de sus territorios”, explicó.


Añadió que ellos ya conforman una red de aliados, lo cual permite coberturar una reserva de 167 mil 309 hectáreas, que incluye cinco municipios de la sierra, costa y depresión central, así se cierra el ciclo, generando nuevas preguntas de la situación de sus recursos, en los últimos cuatro años, la gente se ha convertido en líderes de sus comunidades, son llamados para tomar decisiones y esto los hace aliados, ya que la educación ambiental es una labor de concientización, gracias a los monitores que tienen de 18 hasta 60 años, esto sirve para conocer el estado de conservación de la reserva.

En 2015, por ejemplo, hicieron un análisis de inventario de vertebrados, en el que resultó que se tenían cuatro especies de peces, 46 de anfibios, 78 de reptiles, 294 de aves y 98 de mamíferos, para 2022 encontraron que las cifras aumentaron a 19 especies de peces, 62 de anfibios, 124 de reptiles, 446 de aves y 106 de mamíferos, entre voladores, roedores y mayores; incluso, este trabajo también se vinculó con otras investigaciones, incluso internacionales como en Los Ángeles.


"Nos llevamos la sorpresa de que se identificó una nueve especie de reptil, un lagarto, un lagartijo que le denominan dragones al grupo, a la familia, el género es abronia, teníamos registrada únicamente una especie, que era el dragoncito de cerro Vela que también fue casi 12 años descrito por primera vez en la reserva y teníamos ya con esta nueva especie dos ejemplares, también avistaron otra especie, no nueva, pero no se sabía que habitaba en esta región de Chiapas, ahora estamos focalizados en esta especie de la misma familia, pero todavía estamos investigando si es una especie que ya existe o es nueva”, añadió el especialista.

Todas estas especies son prioritarias para la conservación, de tapir por ejemplo han tenido varios registros, el último que se hizo destaca porque antes de el, no habían tenido registro de una hembra con su cría, esto gracias a los monitoreos de cañadas trampa, son indicativos de que la población está siendo viable, a pesar de ser una especie en riesgo a nivel internacional, asimismo se han captado ejemplares de puma, ocelote, jaguarundi, lo cual los motiva a mantener el trabajo de la reserva, pues su presencia indica buena salud y la calidad de los ecosistemas.


José de Jesús Cruz, es monitor comunitario de la reserva La Sepultura, uno de los 34 monitores de 15 comunidades a la redonda, en los últimos cuatro años, dice que ha sido capacitado con métodos y técnicas de monitoreo biológico para identificar anfibios, reptiles, mamíferos y aves, y se les ha dotado de equipo para toma de datos, ubicación geográfica, foto trampeo, fotografía, binoculares para observación de aves, primeros auxilios, generación de base de datos, y que cada año se elabora un informe anual para la comunidad y otras vecinas, para informar sobre la salud y amenazas de las especies, ahí se refleja la salud del ecosistema.

"Nosotros en sí salimos a campo a recaudar información, se la pasamos a los biólogos de la Conanp, ellos lo analizan con gente capacitada de la reserva… Es es importante conservar estas especies, porque ayudan a mantener un equilibrio en nuestro ecosistema, y las futuras generaciones tengan el privilegio de conocerlas en su hábitat natural", finalizó.

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