La Señorita Cafetera detrás de Caleidoscopio
- ALEJANDRA OROZCO
- 5 oct 2021
- 5 Min. de lectura
Actualizado: 15 nov 2022
Tuxtla.- Si hay alguien preocupada por rescatar la identidad cultural de Tuxtla, esa es Luz Martínez, quien desde 2012 es directora de Caleidoscopio Galería y Taller, y desde entonces no ha parado de promover el arte y cultura en la capital chiapaneca.

“Este espacio surge a partir de la necesidad de la escena cultural de Tuxtla, donde hay pocos espacios y los destinados a la cultura estaban saturados, o tenías que viajar a las ciudades cercanas para hacerlo, la intención al proponer el espacio era montarla en una casita típica tuxtleca, de las de antes, una casita con teja, por lo que hace unos años nos establecimos en el barrio de San Pascualito”, detalló.
Pero el gusto no les duró mucho, de ahí se movieron dos años después a una cuadra del lugar, y posteriormente, hace seis años, tuvieron que cerrar este lugar físico y quedarse trabajando de manera virtual; tiene tres meses que volvieron a abrir en físico, ya que el año pasado se les hizo imposible por la pandemia, pero no quitaron el dedo del renglón.
“Tuxtla necesita espacios, hay muchos creadores y creadoras en la capital, enfrentando un problema de difusión de los espacios, además de que las condiciones no son ideales, hay pocos espacios destinados a la cultura y los que están, como el Centro Cultural Jaime Sabines están olvidados, al tuxtleco le interesa el arte, pero no hay a dónde ir”, dijo.

Ellos siempre se han planteado alternativas para sustentar el proyecto, pues creen necesario formar al público, tiene mucha fe en los niños, pues los que asisten a los talleres de artes plásticas van jalando a sus papás a las exhibiciones y obligan a la asistencia, ahí están los canales y el plus, por lo que es de la idea de cobrar talleres y asistencias, para poder sobrevivir.
En este camino, se toparon con otros colectivos con los que hicieron buena mancuerna para sobrevivir juntos, su casa antes era el Museo de la Ciudad, un espacio precioso destinado a las artes que está cerrado por remodelación, ahí coincidían Caleidoscopio, Café Urbano y La Bella Tuxtla, siendo nuestra capital su pieza en común, hacerla más acogedora, lo cual es responsabilidad de todos, no solo de las autoridades.
“Nos dicen que nos vayamos a San Cristóbal o Comitán, pero alguien tiene que voltear a ver la belleza de Tuxtla, la solución no está en las becas o apoyos, Caleidoscopio se ha distinguido por buscar la auto gestión, sí hay empresarios tuxtlecos interesados en el arte, por ejemplo este viernes vendrá un colectivo de maestros zapotecas a exhibir en Caleidoscopio, ya que es importante afianzar alianzas y mostrarle al público lo que hay fuera, no es un proyecto a corto plazo sino de constancia”, dijo.
Su tarea no ha sido fácil, menos en una sociedad donde aún impera el machismo, y es que ha vivido infinidad de situaciones, como alguna vez que intentó exhibir en un espacio oficial y no la trataron de la misma forma que a sus compañeros, o cuando otras mamás en la escuela de su hija la vieron manchada de pintura y asumieron que le estaba ayudando a su marido y no que ella era la artista; a veces hasta la tachan de enojona, pero hay que tener carácter, incluso en la familia le han querido ofrecer una plaza para no andar "pintando".

“El plus está en buscar cómo recuperar nuestra identidad, somos una tierra de conejos, hay barrios bien importantes que tienen sus celebraciones o ferias que es importante mostrar a las nuevas generaciones, es lo que nos hace ser tuxtlecos, hay que darle identidad a los niños”, señaló.
Es por ello que se juntaron con estos otros dos colectivos, de La Bella Tuxtla deriva El Jardín, que hace la corona tuxtleca un día antes del cumpleaños, con flores endémicas, rescatando esta tradición con talleres, todos como una familia feliz; y también está Café Urbano, que tiene bien definido el objetivo de reciclar lo poco o mucho que nos queda como tuxtlecos y tuxtlecas a través de platillos y bebidas deliciosas.
“Llegas a ver la exposición y te quedas a tomar un café, es un lugar ventilado, en el que estamos uniendo esfuerzos para rescatar a Tuxtla, también colaboramos con otros colectivos como Bicimovilízate, que hace recorridos por los barrios; queremos que no nos vean como esfuerzos aislados, sino como una masa uniforme”, señaló.
Luz también ofrece talleres en el Teatro de la Ciudad, para voltear a ver a los espacios oficialmente definidos para la cultura y no dejarlos morir, los lunes y miércoles de 5 a 7, así como en Caleidoscopio los viernes y sábados de 10 a 2 y de 5 a 8; el público puede llegar cualquier día, tienen agenda hasta junio de 2022.
Y es que, desde hace seis meses, está repuntando en Tuxtla lo que Luz llama “el norte cultural”, ya que desde la 6a poniente hasta la 8a oriente norte podemos encontrar espacios como La Segunda Jazz, Candilejas, Casa Museo, Art Works, la galería de Hugo Huitzi, la Galería Rodolfo Disner, La Puerta Abierta, lo que denota que sí hay espacios, pero hay que darlos a conocer.
“Con la caída de redes sociales el otro día, por ejemplo, llegó mucha gente a la exposición en el Jaime Sabines de los alumnos del Tec Regional, eso nos hace darnos cuenta que cada vez nos perdemos más en la tecnología y dejamos de vivenciar el arte”, señaló.
Tal es el caso de Bienvenido Conde Drácula, una obra de teatro muy buena de la maestra Lola Montoya que nadie buscó retomar, por eso ahora con la expo de los maestros de Oaxaca se preocuparon por el traslado de las piezas, buscaron patrocinadores para su estancia, hicieron el esfuerzo de traer al colectivo para ver su dinámica, su ejemplo, desde cómo presentan la obra, cómo se presentan ellos, es lo más valioso, por lo que invita a disfrutarla este viernes 8 a las 6 de la tarde.
“Es un esfuerzo complicado como creadora y como mamá, afortunadamente mi pareja me apoya, comprende que hay que guardar distancia con unas cosas e involucrarse en otras”, confesó.

Detrás de Luz, la gestora, se encuentra la creadora: ella tiene una línea de ilustración bajo el seudónimo de Señorita Cafetera, al ser originaria del barrio de San Pascualito, se dedica a exaltar sus recuerdos en pintura: el jocote, el sospó, el magueyito morado, el candox, la flora y fauna endémicas y algunas fiestas patronales, pinta el Tuxtla que recuerda.
“Entre mis múltiples proyectos, próximamente realizaré la portada de un libro sobre mini ficcionistas mexicanos, Karla ha mostrado su obra en toda América Latina y me incluye en ella, siempre busco exhibir en lugares alternos, en diciembre mostraré mis piezas en el Teatro de la Ciudad, las redes sociales han servido mucho pero siempre busco las alternativas”, dijo.
Por ejemplo, durante un tiempo estuvo imprimiendo sus piezas en tacitas, o haciendo stickers, y había gente que la seguía porque veía sus figuritas en cualquier parte, eso le sirvió para trabajar con el recurso que tenía a la mano, volvió a estudiar su memoria, esta ciudad que nos acogía a todos, y en pandemia buscó más recursos para seguirlo haciendo.
“En cinco años me veo posicionando mi proyecto a nivel nacional, mis compañeros sacando el trabajo, tengo particular interés en Tuxtla, porque pienso en dónde va a estar mi hija, qué le va a quedar, que volteen a ver nuestro estado, nos toca a todos cambiar esta percepción, sigo batallando por las causas que creo”, describió.
Otro de sus proyectos es Drink and Draw, que consiste en llegar al café a tomar una bebida y dibujar con creadores locales, esto es los jueves; la agenda también incluye gente de fuera, por lo que invita a seguir las redes de espacios destinados a cultura, sobre todo del movimiento cultural del lado norte.
Actualmente, se ubican en la 2a oriente entre 3a y 4a norte, están como Caleidoscopio Galería y Taller en redes sociales y están felices de compartir el espacio con gente que, como ella, quiere sacar lo mejor de Tuxtla.
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