La aventura de ser mamá: la importancia de la estimulación temprana
Si quieren darse cuenta de lo rápido que puede pasar el tiempo, vean a un bebé durante su primer año de vida. De una semana a otra cambian de etapa de pañal, la ropa ya no les queda, de un momento a otro pasan de sonreír a carcajearse, y de no mostrar interés en los objetos a a agarrarlos con ambas manos.
Elisa es una bebé muy inteligente, es muy observadora, sonríe a caras conocidas, empieza a imitar gestos y solita se ha ido forjando una rutina más o menos regular, quitando el hecho de que está pasando por un brote de lactancia y come por poquitos porque todo la distrae del pecho.
La semana pasada, empezamos a llevarla a clases de estimulación temprana, nos invitaron nuestros amigos de ActiKids, Neurodesarrollo y Crianza, y decidimos probar para ver cómo estaba Elisa y cómo reaccionaba.
Muchos podrán pensar: ¿para qué llevo a mi bebé a clases, si está muy bien? -me incluyo en ese grupo-, pero la verdad es que estaba equivocada. Todo bebé crece a su ritmo, y también cada uno tiene sus avances y retrocesos, por lo que siempre es bueno tener un diagnóstico oportuno, ya que en esta etapa se pueden prevenir y corregir muchos trastornos.
Durante su primera sesión, le hicieron una evaluación general, observándola y haciéndonos algunas preguntas, para saber cómo iba su desarrollo, nos preguntaron desde a las cuántas semanas nació, hasta si pasa objetos de una mano a otra, y me di cuenta que realmente no me había fijado en eso.
En general, nos dijeron que Elisa está muy bien, su desarrollo es el adecuado, aunque había que trabajar en la fuerza de sus brazos, el agarre con ambas manos, el mantener abiertas las palmas de sus manos y las plantas de sus pies, así como practicar sus giros y tiempo boca abajo.
La programaron para tener tres sesiones a la semana, y les juro que en estos días el avance ha sido increíble, es una niña más despierta, hábil y curiosa, gracias a las actividades que le han ido poniendo, todas de acuerdo a su edad.
Las sesiones comienzan con un saludo, después un masajito a modo de calentamiento para todo su cuerpo boca arriba y boca abajo, y después le muestran objetos para llamar su atención y estimular que los tome con ambas manos, como listones con cascabeles, pelotas de luces y texturas, o su querido trapito.
Después, hacemos ejercicios sobre una pelota grande -hablo en plural porque también nosotros somos parte de la clase, ayudamos a colocarla, agarrarla, hablarle para que se dirija a nosotros y otras actividades-, sentada, boca abajo y también en círculos, de igual forma con un rodillo para que agarre seguridad y ejerza el reflejo de paracaídas, que consiste en meter manos o pies cuando sienta que se va a caer.
La primera vez, apenas y se movía cuando la poníamos boca abajo, con el paso de los días nos hemos dado cuenta que ya le agarró la onda, tiene mucha fuerza en las piernas y se empuja con ellas, poco a poco va moviendo los brazos y ya avanza tramos considerables reptando, el movimiento que va antes del gateo.
También ya agarra objetos con sus manos, las tiene más abiertas, hace semi giros cuando quiere agarrar su chupón, su trapo o cualquier otro objeto a su alcance, todo le llama la atención, y como están a punto de salir sus dientes, todo se lo quiere llevar a la boca.
Además de las clases, nos dan ejercicios y recomendaciones para la casa, ahí también hacemos actividades los días que no va a ActiKids y es impresionante cómo en una semana ha avanzado, todavía le falta perfeccionar los giros, pero cada vez está más cerca, y cada vez pasa más tiempo boca abajo.
No pudimos tomar mejor decisión que llevarla a estimulación, es una actividad muy importante los primeros meses de vida, e incluso se puede hacer desde casa, en ActiKids tienen clases como las que toma Elisa, además de diagnósticos, asesorías y terapias especiales para quienes tienen algún trastorno en particular.
Lo que nos gusta es que los espacios están limpios, desinfectados, solo reciben a un niño o niña casa hora, por lo que la atención es personalizada y sin riesgo de contagio, además de que permiten la interacción con los papás y se vuelve un proceso redondo.
Ya les seguiré contando cómo nos va a lo largo de estas semanas, ahora, está a punto de cumplir cinco meses... ¡ya cinco meses! Nos queda solo un mes de lactancia materna exclusiva, y ya estamos por comenzar con el mundo de los alimentos sólidos. ¡Qué emoción!
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