Microcrónicas en tiempos de pandemia
- ALEJANDRA OROZCO
- 15 ene 2021
- 3 Min. de lectura
Tuxtla.- Vivir una pandemia es algo que nunca olvidaremos, pero para que quede registro, el cronista José Luis Castro Aguilar decidió documenta cómo se vivió en Tuxtla en tiempo real, pues redactó y acaba de publicar en formato digital 15 crónicas y un cuento de cuando empezó a surgir el coronavirus en Tuxtla.

“Lo comencé a hacer desde que se dio el primer caso, luego cuando comenzó el confinamiento, cuando aparecen las fake news, la crisis económica y social que se vivió, y cómo lo iban sintiendo los tuxtlecos”, detalló el escritor.
Incluso, hizo una crónica de la cerveza, que no era ni un producto de primera necesidad, sin embargo vio en muchos negocios que hacían grandes filas y estaban sumamente molestos porque creían que al menos con cerveza podían sobrellevar la pandemia.
“Publiqué de manera digital 15 crónicas más un cuento del coronavirus, entre ellas, en una hablo sobre la fase 3 de la pandemia, cuando empezaron a respetar las indicaciones y disminuyó la afluencia de gente, hasta la cantidad de vehículos redujo un 40 por ciento, hay 218 mil vehículos que circulan en Tuxtla y bajó a 60 mil, fue bueno”, opinó.
De esa manera, fue tomando nota de cómo fue avanzando la pandemia y la capital logró convertirse en el foco principal de los casos, de aquí se llevaban a San Fernando, Ocozocoautla, Chiapa de Corzo, Berriozábal y otros municipios, narra.
“Días después, los tuxtlecos salen a jugar a la ruleta rusa, pues a pesar de que ya se había dicho que estábamos en la fase 3, se empezó a ver un exceso de confianza, también en ese entonces había una marimba, la Marimba Orquesta Clara Azul, que por problemas económicos salió a las calles e iba alegrando barrios y colonias, más que por alegrar, la necesidad los hizo salir”, señaló.
En la crónica 14, relata cómo llegamos a la fase máxima de contaminación, y para la número 15, ‘Silencio sepulcral en el panteón’, quería narrar las vivencias en ese espacio, pero justo en esos días se enfermó su mamá, cayendo en un coma diabético y lamentablemente se murió.

“Eso me hizo pasar por lo mismo de quienes les dio covid, ningún médico en ese entonces quiso atender a mi mamá, las clínicas cerradas, vivimos un calvario porque las funerarias estaban llenas, con trabajo encontramos un espacio que nos alquilaron aparte para 30 personas máximo, y así la velamos”.
Castro considera que eso era ya lo normal, velorios de tres horas con 25 asistentes, en el panteón también había un cordón de policías que solo permitían la entrada de los familiares más cercanos, entre otras medidas extraordinarias.
“También hago una burla con ‘El combate del coronavirus’ y dejé de escribir mis crónicas, estas las subí por Face, pero no tuvieron el impacto esperado, por eso las reuní en un folleto que estoy compartiendo por WhatsApp, lo pienso mandar a imprimir tan pronto acabe la pandemia, con ilustraciones de cómo lucía la ciudad, el panteón; a excepción de los hospitales y el centro covid, que no me dejaron tomar fotos”.
Otro de los relatos, ‘Quédate en casa y sana distancia están quedando en el olvido’, habla de cómo otra vez hay un exceso de confianza, pues parece que otra vez estamos como en marzo, en este momento estamos otra vez subiendo casos, hay muchísimos casos aislados y el cronista lo deja todo plasmado en sus relatos.
Comments