Migrantes no desisten del sueño americano
Tuxtla.- La toma de protesta de Nicolás Maduro por tercera vez como presidente de Venezuela, no ha hecho más que alentar aún más a los grupos en movilidad a no volver a su país, antes buscan conquistar el sueño americano, o en su defecto, establecerse en nuestro país para iniciar una nueva vida, según lo han expresado quienes permanecen en la capital chiapaneca.
En los últimos días, se ha visto la salida de distintas caravanas migrantes desde la costa chiapaneca, sin embargo la mayoría de quienes permanecen en Tuxtla, dicen que no tienen la voluntad de unirse a dichos movimientos, están buscando la anhelada cita a través de la aplicación CBP One, o un trabajo digno para permanecer aquí.
Mientras los campamentos que se mantenían en el parque Santo Domingo o frente a las oficinas del INM en la Carretera a Villaflores prácticamente han desaparecido, o reducido en gran medida, debajo del paso desnivel del libramiento norte es donde la mayoría se concentra, sobre todo familias quienes se las arreglan como pueden, pero coinciden en que ni de chiste regresarían a Venezuela, país de donde proviene la mayoría.
Los juegos infantiles se han convertido en tendederos, donde se orea su escasa vestimenta, en las mesas han improvisado estufas con parrillas eléctricas, tratan de mantener el calor haciéndoles “casita” con cajas y cartones, mientras preparan ollas y ollas de arroz, unos cuantos huevos, algunas chuletas fritas, lo que ronda para que nadie se quede sin comer, mientras los niños se entretienen con los juguetes que recibieron mediante donativos el pasado 24 de diciembre o el 6 de enero.
Es una realidad dura, pues en las noches la temperatura baja y los sleeping bags no son suficientes, no todos tienen cobertores ni ropa de frío, sin embargo lo prefieren a tener que regresar a su país de origen, donde la dictadura empeora cada vez más la situación, su mirada está fija en el futuro, ya no quieren voltear hacia su pasado.
Todos los días, ingresan a la aplicación con la esperanza de que por fin les salga la cita, a muchos ya les salió, quién quita y esta vez ya toque a alguno de ellos, si se unen a las caravanas o avanzan por su cuenta, tendrían que volver a Tuxtla y reiniciar el proceso, así que mejor prefieren esperanzarse e intentar todos los días.
Se emplean como pueden: limpiando parabrisas, atendiendo puestos de comida, cocinando, vendiendo paletas, incluso los niños se suman a ayudar a sus papás, con su simpatía se han ganado el corazón de más de uno que se pone en sus zapatos, que no se imagina lo que es no poder volver al hogar, perderlo todo, dejarlo todo y cargar lo poco que queda a cuestas, tomar el riesgo por y para la familia.
La realidad migrante es cruda, se ha convertido en parte de nuestra cotidianeidad, algunos ya llevan aquí meses, cuando pensaban que estarían de entrada por salida, pero el destino les ha deparado prolongar su estancia… “no queremos incomodar, solo que nos dejen avanzar”, dicen y repiten a quien se acerca a platicar con ellos, algunos no tienen el permiso, otros la plata, hay quienes padecen algún problema de salud o mujeres con un embarazo avanzado que ya no pueden seguir a pie, a orilla de la carretera.
El pasado 2024 fue el año que más han sufrido, desde el Darién hasta los abusos a los que se han sometido en suelo azteca, pero también fue el año que lograron liberarse del régimen, y emprender un nuevo camino hacia un mejor futuro, un camino que siguen recorriendo a paso firme, y que están guardando recursos, fuerzas y fe para seguir hasta el final.
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