Nahá y Metzabok, cada vez más buscados por el turismo

Tuxtla.- Debido a algunas circunstancias que se han presentado en el estado en los últimos meses, los tour operadores han tenido que buscar nuevas rutas que ofrecer al turismo local y extranjero, en los últimos periodos vacacionales, la Asociación Mexicana de Agencias de Viajes (Amav) delegación Chiapas, señala que la selva lacandona ha repuntado en cuanto a visitas, ya que antes, era un destino frecuentado sobre todo por investigadores y académicos, hoy en día, reportan que de tener una visita cada dos meses, este sitio ha sido frecuentado hasta cuatro o cinco veces en ese periodo de tiempo, y no precisamente con fines educativos.

¿Cómo no amarlo? Hay zonas como Nahá o Metzabok, que parecen sacadas de una película: su belleza prácticamente virgen, bien podría ser escenario de historias fantásticas, guardando los secretos de esta etnia y siendo un referente de ecoturismo y comunidades sustentables, con sus altas y bajas han sabido sacar adelante a sus poblaciones y abrir los brazos a los visitantes.

El Área de Protección de Flora y Fauna Metzabok, se localiza al norte de la Selva Lacandona, y contribuye a preservar una gran cantidad de flora y fauna amenazadas o en peligro de extinción, abarca los municipios de Palenque y Ocosingo y tiene una superficie de 3 mil 368 hectáreas, compuestas de diversos ecosistemas de alta biodiversidad, así como de extrema fragilidad, se considera uno de los pocos sitios de la República Mexicana que aún conserva sistemas ecológicos bien desarrollados del bosque húmedo tropical.

Además de su belleza, este sitio proporciona importantes servicios ambientales, al ser un principal captador de agua, actúa como zona de recarga de acuíferos subterráneos que alimentan al sistema fluvial Usumacinta-Grijalva, considerado el río más caudaloso del país, además de que es hogar de numerosas especies de fauna y flora, como la tortuga blanca, la cigüeña jabirú, el águila arpía, la chachalaca negra, el quetzal, el tlacuache acuático, el mono aullador, el mono araña, ocelote, tigrillo y tapir, que se encuentran en peligro de extinción.

También hay especies catalogadas como amenazadas, como hocofaisán, ardilla voladora, puerco espín, grisón, leoncillo, loro cabeza blanca, tucán negro y palma camedora, y otras raras como cocodrilo de pantano, garza tigre, gavilán nevado, sapo nango, turipache, toloque coludo y anolis verde.

Este lugar es buscado por los amantes de la naturaleza y misticismo de los rituales mayas que se llevan a cabo en fechas especiales, sumándole la belleza de la laguna y el verdor de la selva alta, para acceder hay que tomar la carretera fronteriza desde Palenque, a 33 kilómetros está el crucero Chancalá - Reforma, primero se encuentra Nahá y a seis kilómetros está nuestro destino.

La localidad es una de las tres comunidades originarias del grupo étnico Maya Lacandón, con usos y costumbres que aún preservan y se manifiestan en la vestimenta tradicional, lengua, manifestaciones en rituales, entre otras; cuenta con los servicios de cabañas, campamento con hospedaje y alimentación, área de camping y hamaqueros.

Por otro lado, Nahá es un pueblito con menos de 200 habitantes, también forma parte de la comunidad de hombres y mujeres descendientes directos del pueblo maya; uno de los pocos que quedan en el país, aún profundamente arraigados en las tradiciones de la cultura de la que proceden, que les han sido heredadas de generación en generación. 

Gracias a su lago, a la exuberante diversidad vegetal, y a su riqueza cultural, Nahá es un lugar ideal para los amantes del ecoturismo, término que define una manera de viajar más responsable a parajes naturales que protegen el medio ambiente y mejoran el bienestar de la población local, para los que sueñan de excursiones a pie en una selva muy densa y poblada de especies raras o en lancha en un lago tranquilo, los que quieren compartir momentos con las comunidades indígenas muy apegadas a sus tradiciones, este es el lugar perfecto.