Regreso a clases, utopía para comunidades indígenas
Tuxtla.- Cristian tiene seis años y le gustaba mucho ir a la primaria. Ahí podía jugar, aprender, ya estaba contando números y leyendo oraciones, siempre ha sido muy curioso y sus hermanas le ayudaban con la tarea. Desde que comenzó la pandemia, todo eso quedó atrás, pues en su casa no hay tele, mucho menos internet, para seguir con las clases en línea.
Él es uno de tantos niños indígenas que no van a poder regresar a clases, no porque no quieran, simplemente porque no cuentan con la infraestructura ni condiciones para hacerlo, pues las escuelas permanecerán cerradas mientras el ciclo arranca a través de televisión, internet y radio, a los cuales no tienen acceso.
“Si acaso, mi comadre tiene radio, nosotros ni radio, ni tele, ni nada”, señaló Rosa Isela Pérez, su mamá; ellos habitan en una colonia a las afueras de San Juan Chamula, donde no tienen acceso a los medios masivos a través de los cuales se dará el regreso a clases, situación en la que se encuentra más de medio millón de estudiantes.
La alternativa es el uso de libros de texto y cuadernillos de trabajo que contengan lo más importante para cada grado de estudios, aunque no es lo ideal, pues se cuestiona si los contenidos serán abarcados en su totalidad y de qué manera, aquí el problema no es si se cuenta con una tele o no, sino que miles de familias se quedaron sin señal con el apagón analógico de 2016 y en muchos casos, ni siquiera tienen electricidad.
Un estudio del Instituto Federal de Telecomunicaciones (Ifetel) del año pasado, arroja que solo 36 por ciento de los usuarios en Chiapas tienen acceso a una televisión, mientras que solo el 16 por ciento cuenta con internet, además, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) estima que el 57 por ciento de los chiapanecos carece de servicios básicos, como la electricidad.
Desde que comenzó la pandemia, muchos docentes optaron por alternativas como la visita de maestros a cada comunidad de manera esporádica, impresión de cuadernillos y fotocopias con contenidos para trabajar en casa, y esa puede ser la estrategia a seguir en este caso, ya que hay un gran riesgo de deserción, sobre todo en estas zonas en las que de por sí hay baja asistencia a las aulas.
Incluso, padres de familia de la zona Altos exigen que las clases sean presenciales, al menos como se ha manejado, con visitas alternadas por zona, ya que no les hace falta voluntad, sino recursos para enseñar en casa, incluso, muchos de los padres no hablan español o no están familiarizados con los contenidos porque no estudiaron, por lo que no pueden ayudarles a sus hijos.
Lo que preocupa a educadores y padres es que esta brecha de desigualdad aumente aún más los niveles de rezago y analfabetismo, una de las aparentes consecuencias de esta pandemia que golpea a todos los ámbitos de la sociedad y que, como siempre, afecta más a la población más vulnerable.
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