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ALEJANDRA OROZCO

Sergio Castellanos, volverlo a intentar hasta que salga bien

Sergio Iván Castellanos Aguilar empezó a emprender a los 25 años, siempre quiso tener un negocio, luego de vivir sus pasiones, como la radio, la política y la música, siempre quiso tener un negocio, viene de dos padres comerciantes y empresarios, de ahí salió el cariño, sin embargo quiso tener algo totalmente diferente, siempre quiso tener su propia línea con sus propias ideas.



“Hay dos razones detrás del emprendimiento, una quedarte con el pasado doloroso, pues todos tenemos un pasado complicado, y lo otro es aprender de eso para llegar a donde quieres, en mi infancia hubo cosas que no quería hacer cuando tuviera mi negocio, sin dejar atrás la educación, los buenos principios, las ganas de trabajar y hacer las cosas que yo quería, de ahí me agarré para mejorar y pulirlo”, señaló.



Recuerda que tuvo varios trabajos, como todo adolescente, pero siempre fue un poco salido, a los 21 se fue a rentar un cuarto, siempre tuvo la idea de hacer las cosas por sí mismo, quería hacerlo a su manera, cometiendo errores pero aprendiendo, con tantas ideas, tantas ganas, que estando en un escritorio o con un jefe, no estaba para eso, en algún momento quería tener su negocio y así nace Cervebeer 1.2, un bar muy peculiar, cuando viajaba, veía cosas que quería implementar, cuando salía a echar la botana, sus amigos no creían en el, creían que se iba a tomar la chela, su último trabajo fue en el ayuntamiento, y decidió emprender con mucho miedo, pero hacerlo con miedo.


“Emprender conlleva muchas responsabilidades, eres tú contra el mundo, vivimos en una sociedad donde todos te van a atacar, la humildad ante todo sabiendo equilibrar, agarré bastantes enseñanzas, nos encuentran como Cervebeer1.2 en Facebook, Instagram y TikTok, estamos ubicados en la 4a oriente y 18 norte, a dos cuadras del mercado del norte”, señaló.


La primera etapa de su emprendimiento fue muy dolorosa, el negocio siempre se llamó así, siempre supo lo que quería y cómo, entonces se avienta, lo hace, consigue local, remodela, invierte, ya estaba todo listo, era muy inexperto en redes sociales y publicidad pero con ganas de empezar, lo importante para el, era que a la gente le gustara su botana y su michelada, la inauguración oficial era un miércoles, estaba frente a caña hueca, recuerda que limpió todo solito, y 10 minutos después le avisan que le acababan de cancelar el permiso y ya no podría abrir.


“Son cosas como emprendedor que te cuestionas, las reglas, me faltaban tres metros, busco a todos los contactos que tenía y fue muy complicado, se invirtió mucho, dolió mucho, es una de las historias que cuento, me senté y la cervecera me echo la mano para buscar otro local y caigo a esta otra parte de mi vida, por el club campestre… llegamos, se hacen las remodelaciones, y un poco desanimado quería inaugurar ya, como estuviera, con la fortaleza de decir yo puedo y yo lo voy a hacer, se hace la inauguración, ese día llego al local, llega el personal, abro, me ayuda mi mamá y mi tía, les estoy muy agradecido, se abre, empieza a llegar la gente, abro mi cartera y tenía 20 pesos, todos mis ahorros estaban ahí, ahí es donde sabes de qué estás hecho”, mencionó.


Un emprendimiento es un equipo muy sólido, considera que no lo ha hecho solo, sin su familia, esposa, amigos que pusieron un granito de arena no hubiera podido, él solo se considera una imagen y un empleado de su negocio, toda esa gente que vio algo en él, está y seguirá estando muy agradecido con ellos, son un parteaguas de lo que es y lo que puede llegar a ser, soñar y no dejar de soñar.



“Nos empieza a ir bien, empezamos a mejorar, a los dos años por no saber administrar y entender al cliente pierdo dinero, vengo con una enseñanza en el servicio pero en la etapa restaurantera, aprendes a sobrellevar las cosas, marcha todo bien, pero hay cambios: se da la balacera famosa en la zona donde estaba el bar, muere la zona, con muchas ideas que no se pudieron cumplir y pensando en la siguiente sucursal, eso ya lo traía, pensando en seguir creciendo, pasa eso y la vida, el universo y Diosito sabe por qué pasan las cosas, de una manera no muy grata para la sociedad y mis amigos que dejé ahí con negocios, dije es una oportunidad, ya estaba en remodelaciones, se dio a marcha forzada y quedó”.


Así inicia su tercera etapa, un nuevo aprendizaje, pues dice que cada zona es diferente y te tienes que adaptar, hay botanas que cambiaron, siempre ha tenido la oportunidad de poderse adaptar a lo que le gusta, empezaron con un local pequeño, le entraban siete mesas, están contentos pues hoy tienen 19 mesas, lo expandieron hacia el fondo a la casa de atrás, fueron creciendo y seguirán creciendo; están de lunes a sábado en horario de 12 a 8 pm.


“Ahorita viene otra sucursal, es uno de los proyectos, ese es el reto, llevar la comida chiapaneca a otro estado, en otros lados una cantina es un bar, aquí es con comida más típica, va cambiando, ir mejorando, de eso se trata… En esta etapa he pasado cosas complicadas, difíciles, lo bonito es cuando te sientas y empiezas a recordar, lo importante es no dejar de creer en ti, que sepas quién eres, mi mayor psicólogo soy yo, recordando lo que he podido sobrellevar, las veces que he dicho: ya no quiero, cuando empiezas a emprender va a haber un momento que ante tanta responsabilidad dices ya no quiero, ya no puedo, cuando llegas a ese punto es cuando más debes de poder, si no tuvieras ese estrés quién serías”, consideró.


Emprender, dice, es complicado porque de ahí viven, le da gusto que su negocio le de a su gente, esa gente es la que más aprecia y ha tenido muy buena respuesta porque un negocio se basa en un equipo, platica con ellos de que tienen que echarle ganas porque sobresalen problemas en los que no los mete, él los absorbe y espera un equipo, Cervebeer existe por ellos, que se esfuerzan, son parte de esa familia y ese equipo detrás, lo importante siempre es ser agradecido con los que están, tiene mucha responsabilidad, pero gracias a ellos han salido adelante.

”No te rindas, si te pasa una, dos, tres veces es porque algo bueno viene, no he encontrado una persona que le pase de todo y siga mal, la vida es una rueda de la fortuna, cuando estás arriba estás consciente que en algún momento vas a bajar, cuando la vida te ha enseñado a surfear esas olas ya no bajas más, es una enseñanza doble, porque tengo también amigos que se les han subido un poco los humos y también hablo con ellos, recuerda que estar arriba es de paso, lo importante es hacer amistades, vínculos, si disfrutamos arriba disfrutamos abajo, cuando decidiste emprender sabías que no sería fácil, solo voltea a ver a tu gente, lo que has logrado y te dará fuerzas para seguir”.


Sin embargo, dijo, no es por arte de magia, lo importante es que estés motivado, pues cuando pierdes esa motivación todo se cae, esa motivación te lleva a ver qué estás haciendo mal, qué puedes mejorar, si acaba vendrá otra mejor, pero no te cierres a decir me rindo, cuando eres buena persona y tienes un detalle, sabes que has hecho las cosas bien porque sin necesidad de pedirlo la gente te respalda, lo h- visto en gente y en él mismo.

“Cuando empiezas a emprender eres todólogo y eso no es malo, es lo mejor que puedes hacer, te enseña las necesidades de tu negocio, cuando pasas a la siguiente parte que ya depende gente de ti, llueva, truene o relampaguee es la responsabilidad de saber que de ti depende que tu personal lleve comida a la casa, es importante enseñarle a tu equipo a estar en el mismo barco; cuando haces partícipe a tus colaboradores, les enseñas las necesidades del negocio porque somos un equipo, yo también soy empleado porque mi negocio me paga a mi, tenemos que echarle ganas, el tema más complicado de un negocio es el recurso humano”, consideró.


Así, en dos años le gustaría verse como una persona bastante amigable, poder ser un granito de arena más a Tuxtla, que pueda enseñar a hacer las cosas, tener dos sucursales más y estar en otro estado, a quienes están en esto del emprendimiento, les dice que no se rindan, cualquier rubro que tengas, confía en ti, las grandes personas son lo que son, pues hay que ser locos felices.



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