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ALEJANDRA OROZCO

Tatiana, visibilizando la histórica lucha feminista

Tuxtla.- En esta nueva emisión de Universo Viole7a, Paulina Conde y Sandra Aurora recibieron la visita de Olga Tatiana Jiménez Domínguez, estrenando esta segunda temporada, ella es historiadora feminista, quizá la única en el estado, o de las primeras que ha incursionado en este terreno, tiene algunas publicaciones y también está por obtener su grado como doctora, también en Historia; dentro de sus publicaciones está La violencia doméstica en Chiapas, Discursos periodísticos ilegales en época de cambios, y Las mujeres chiapanecas, una historia por narrar, además es integrante fundadora de la Red de Historiadoras Feministas en Chiapas, y una docente muy destacada en esta área, porque siempre encamina todos estos conocimientos hacia la perspectiva de género.


“Yo creo que primero partiríamos de definir un poco, aproximarnos a una definición de qué es el feminismo, qué es lo que hemos entendido académicamente y es ya como una idea consensuada de lo que es el feminismo, y por otro lado, abordar o decir también que la perspectiva de género es un instrumento teórico creado dentro de la teoría feminista, sobre la primera idea que hemos puesto sobre la mesa, que es el feminismo, es importante señalar que es, ante todo, un movimiento social, que tiene dos brazos, uno teórico, que son todas estas ideas, reflexiones, argumentos, que han construido las mujeres a lo largo del tiempo sobre lo que es ser mujer, y también estas ideas que en la teoría se han construido a partir de la experiencia de las mujeres, sobre eso justo, sobre las vivencias de las mujeres”, explicó.

Y por otro lado, el feminismo se ha caracterizado también a lo largo del tiempo por tener una parte de lucha, una parte militante, que es en la que las mujeres han exigido sus derechos, que ha habido un proceso, un recorrido histórico para consolidar esta agenda que han construido también y que ahora ven que se ha posicionado ya en el ámbito público, los derechos de las mujeres están ahí nombrándose, especialmente con la llegada de una presidenta mujer a llevar las riendas de la nación; hay que entender que el feminismo es un movimiento social, que tiene como objetivo transformar las condiciones de vida de las mujeres para bien.

“Marcela Lagarde siempre dice, por la libertad de las niñas y las mujeres, ese es el objetivo, transformar las condiciones de subordinación, de opresión de las mujeres, pero esto no significa o no quiere decir que en ese proceso de transformación las mujeres van a ponderar un lugar por encima de los hombres, que vamos a tratar de revertir estas desigualdades, transformándolas y ahora siendo nosotras el centro de atención y dominar a los hombres, el objetivo del movimiento feminista es crear condiciones para el desarrollo humano de las mujeres, pero es en condiciones de igualdad, la idea de igualdad ha sido desde la academia muy cuestionada, sobre todo cuando hablamos de que las mujeres somos diversas, no hablamos necesariamente teniendo claro que las mujeres somos distintas, somos diversas, estas condiciones hablan de igualdad de oportunidades, igualdad de derechos”.

La especialista admitió que es muy complicado que los movimientos sociales se legitimen, se reconozcan, aún hay resistencia, por ejemplo, a otros movimientos, no nada más al feminismo, como cuando se habla de la lucha antirracista, lo primero que dicen es, están peleando cosas que ni al caso, o el tema de clases sociales, el clasismo, que todavía permanece, es decir, la resistencia a las transformaciones también es histórica y también permanece a nuestros días, pero es verdad que hay una resistencia mayor todavía sobre lo que tenga que ver con el feminismo, nombrarse feminista, decirse feminista.

“Hay una serie de mitos que se han perpetuado, porque si bien muchos movimientos sociales todavía no son aceptados por el grueso de la población, yo creo que el feminismo aún duele todavía mucho más, obviamente esto tiene que ver con que la consolidación de muchos derechos los encontramos ya en la Constitución, jurídicamente hablando, hay incluso una serie de propuestas para elevar al rango constitucional la igualdad sustantiva, lo cual es fabuloso, sin embargo, entre los historiadores e historiadoras hablamos de que hay algo que son estas estructuras de largo aliento, de larga duración, y entre ellas las más difíciles de transformar o de erradicar son aquellas que tienen que ver con las mentalidades, con la cultura, entonces vivimos dentro de una cultura patriarcal que se perpetúa en la casa, en la escuela, en la iglesia, en diversos espacios, en la calle, y que ha desvalorizado siempre el papel de las mujeres, su importancia histórica, su importancia dentro del núcleo familiar, en la sociedad, su papel en las esferas públicas”, mencionó.

Por ejemplo, en TikTok, hay siempre una discusión sobre las mantenidas, las mujeres que dicen que quieren ser mantenidas, sorprende porque hay muchas chicas criticándolas, cuestionándolas, pero no toman en cuenta que estas mujeres no son mantenidas, hacen trabajo de cuidados en el hogar, que es fundamental, aquí hay un problema que tiene mucho que ver con la conciencia que tienen las mujeres respecto a cómo señalar y visibilizar eso, el lenguaje va perpetuando y va mandando mensajes equivocados, porque cuando estás en casa y no trabajas, dices que eres mantenida, pero ¿cuántas luchas se han dado precisamente por reconocer el trabajo doméstico?; de hecho ahora está puesto sobre la mesa en la política federal crear el Sistema Nacional de Cuidados, porque se tiene que reconocer que el trabajo doméstico es un trabajo, y las mujeres que se quedan en sus casas a realizarlo, están trabajando y contribuyendo a la sociedad desde ahí.

“Es que el machismo le hace daño a los hombres también, históricamente el patriarcado le hace un gran daño a los hombres porque los pone en una posición que son los proveedores, los únicos que tienen que salir a trabajar, a liderar, y que no pueden llorar, que no pueden jugar a esta cosa porque es de niñas, que tienen que guardar sus sentimientos porque eso es de niñas, es una reprimirse y también ellos se tienen que deconstruir de alguna forma; hay algunas compañeras que dicen, yo no soy feminista, o a mí el feminismo no me representa, y están en posiciones de tomas de decisiones, en las que hace apenas hace 50, 40, 30 años, o incluso antes de que existiera la paridad, desde 2014, no hubieran tenido ni una posibilidad de estar en una posición así”, añadieron las anfitrionas.

Tatiana se dijo totalmente de acuerdo, sin embargo, sí es una obligación del estado, y ellas como figuras que representan al estado, entender que las mujeres sí viven en condiciones de desigualdad y que ellas pueden ser agentes de cambio, sobre todo si están en una posición legislativa o son parte de las dependencias del ejecutivo, y que tienen una obligación, no moral, sino jurídica, por lograr consolidar que los derechos humanos de las mujeres se lleven a la práctica, que puedan gozar plenamente de estos derechos, es cuestión de reconocer que si ocupan ese espacio es por la lucha de las mujeres, el problema de que en general la sociedad sea despolitizada, poco exigente, tiene que ver con el desconocimiento de la historia, y esto tiene que ver con que muchas mujeres rechacen el feminismo, porque no conocen los antecedentes de cómo se logró consolidar su derecho a la educación, al sufragio, al trabajo.

“La historia justamente es una herramienta para proporcionarnos identidad, el conocimiento histórico, lo que va a hacer es despertar nuestras conciencias, no les podemos exigir a las mujeres que se nombren feministas, que ocupan un puesto, que ocupan una secretaría, pero sí, como me ha enseñado Sandra, que reconozcan que están ahí gracias a la lucha de las mujeres, y que también reconozcan la obligación que tienen de actuar con perspectiva de género, independientemente de cuál sea su posicionamiento personal, además, sí o sí tienen la obligación de actuar con perspectiva de género, sin embargo, muchas personas ni siquiera saben el concepto de perspectiva de género”.

Esa es la tarea de escribir historia desde una perspectiva feminista, Gerda Lerner, la historiadora que desarrolla la categoría de patriarcado, fue de las primeras historiadoras en institucionalizar la historia de las mujeres, en crear la primera materia de historia de las mujeres en las universidades, en Estados Unidos, en crear un posgrado, una especialidad sobre el tema ella era militante feminista, para ella la historia era lo que iba a dar una conciencia de lo que era ser una mujer que ha resistido a lo largo del tiempo, para ella la historia era esa arma fundamental para la transformación social de las mujeres, por eso el feminismo de Estados Unidos en la segunda ola, lo que hacía eran grupos de estudio, desde donde se leía la teoría feminista, pero también desde donde se leía la historia de las mujeres, la propuesta sobre la mesa para el congreso que está entrando, es armar un curso de historia de las mujeres, tal como lo está haciendo ahora la presidenta, que ahora en sus mañaneras tiene una sección dedicada a la historia de las mujeres los días jueves, que es una forma de visibilizar a las mujeres que han sido borradas de la historia.

“Aquí hay muchas mujeres, apenas Florinda Lazos no tiene mucho que fue rescatada, visibilizada, reconocida, hoy está su nombre con letras doradas en el Congreso, la primera diputada en Chiapas en 1926, y cuando tú lees los libros sobre el movimiento feminista a nivel nacional, de hace 10, 15 años, ya las historiadoras, Patricia Galeana, Carmen Ramos, muchas mexicanas, ya la nombran, ellas sí aparecen en el escenario nacional como muy relevantes y eran chiapanecas, tenemos otras mujeres, mujeres insurgentes, las del zapatismo”.


A veces, escucha que muchas compañeras siempre oponían resistencia, siempre fueron cuestionadoras, ella no, para nada, siempre lo dice y lo reconoce públicamente, la primera vez que recibió un golpe de realidad fue cuando la doctora Carmen Marín Levario le dio clases, y lo primero que les pregunta es, ¿cuántas mujeres han leído en lo que va de la carrera? Empezaron a hacer una revisión y ninguna, de hecho hoy que regresó a la universidad dar a clases este semestre, sigue viendo programas de estudio y no hay mujeres, a partir de ahí cada clase con ella era un golpe de realidad, se dio cuenta que había vivido violencia como toda mujer pero no la había entendido como tal, pensaba que era algo natural, haber vivido cobijada por familia que siempre la respaldó.

“Mi papá feminista, ese hombre que siempre ha impulsado a sus hijas a hacer lo que quieran con su vida, no crecí con esas limitantes, no viví lo que otras compañeras y no puse resistencia porque siempre tuve apoyo en casa, después me fui dando cuenta que me ocurrieron cosas, parte de estas prácticas de violencia de la estructura patriarcal, pero llegué al feminismo a través de la docencia”, señaló, mientras que Pau llegó a partir de un partido político, a partir de conocer a candidatas, de municipios, siempre cuestionadora, pero en el partido se dio cuenta de la situación, cada una arriba distinto, y no debe ser así, volver al punto de la educación fundamental para transformar, esa brecha entre lo que ya está legislado y que se cumpla, es fundamental que los profesores formen con perspectiva de género.

“La educación es fundamental para la transformación social, no es la única condición, el estado tiene muchas deudas en diversos ámbitos, pero en educación es fundamental, y la perspectiva de género debería atravesar todo el contexto educativo, desde el currículum hasta la sensibilización de la práctica docente, si no de nada sirve… Para las mujeres, que se acerquen a nuestra historia, conozcan las luchas, en aquellas que han trascendido está el ejemplo de que las mujeres hemos luchado mucho a través del tiempo por consolidar los derechos de otras”, finalizaron.

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