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AFP

Trump firma reforma policial acotada ante oleada de reclamos contra racismo y abuso

Washington.-El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó el martes un decreto de reforma policial en respuesta a la ola de protestas contra el abuso y el racismo de sus efectivos que sacude el país, aunque no colma los reclamos generales de cambio.



El decreto incluye una prohibición de técnicas de estrangulamiento como método de inmovilización, a menos que "la vida de un oficial de policía esté en peligro", dijo el presidente.

También "alienta" a las unidades policiales a adoptar "los más altos estándares profesionales", agregó el mandatario republicano.

Subrayando su voluntad de restaurar "la ley y el orden", también destacó la necesidad de "reunir a la policía y a la comunidad, no de mantenerlos alejados".

Trump firmó la orden ejecutiva en los jardines de la Casa Blanca, frente a jerarcas del gobierno, la policía y parlamentarios republicanos, y con la notable ausencia de familiares de víctimas de la brutalidad policial, con quienes el mandatario dijo haberse reunido en privado poco antes.

Tampoco participaron representantes de la oposición ni de organizaciones o movimientos por los derechos civiles de los afroestadounidenses.

Con este decreto, Trump dijo que pretende ofrecer un "futuro seguro a los estadounidenses de todas las razas, religiones, colores y creencias".

No obstante, es poco probable que el decreto satisfaga a los miles de iracundos manifestantes que salieron a la calle a denunciar el racismo y la brutalidad policial tras la muerte el 25 de mayo en Minneapolis de George Floyd, un hombre negro de 46 años, asfixiado por un policía blanco que se arrodilló sobre su cuello.

El incidente provocó las mayores protestas en todo el país desde las movilizaciones en defensa de los derechos civiles en la década de 1960 y llevó a varias ciudades a prohibir prácticas policiales controvertidas, como técnicas de asfixia, o incluso, como en Minneapolis, a anunciar el desmantelamiento de la policía.



A la ira generalizada causada por la muerte de Floyd se sumó la noche del viernes la muerte en Atlanta del también afroestadounidense Rayshard Brooks tras recibir por la espalda un disparo policial, lo que llevó a la alcaldesa de esa ciudad a pedir la renuncia de la jefa de la policía y anunciar reformas en la fuerza.

Si bien consideró esta muerte como "muy perturbadora" y lamentó el fallecimiento de Floyd, Trump esquivó desde el comienzo de las protestas el debate sobre el racismo.

El republicano, que busca ser reelegido en noviembre, no quiere importunar a su base electoral que defiende el accionar de los uniformados, pero tampoco dejar sin respuesta el clamor popular de una reforma policial radical.

En Estados Unidos, el presidente ejerce un poder limitado sobre la policía, que conducen mayoritariamente estados y localidades.

De todas maneras, el decreto busca fomentar "buenas prácticas" en los departamentos de policía del país al vincular las subvenciones federales que reciben a la modernización de sus normas.

Asimismo, Trump dejó clara su "firme oposición" a los esfuerzos "radicales" para desmantelar servicios policiales.

"Los estadounidenses saben cuál es la verdad: sin la policía, hay caos; sin ley, hay anarquía, y sin seguridad, es un desastre", dijo.

 

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