Turismo en Chiapas: un compromiso que nos involucra a todos
- NOÉ JUAN FARRERA
- 7 abr
- 2 Min. de lectura
Tuxtla.- Hace unos días circuló en redes sociales una publicación con los nuevos precios para ingresar a la Laguna Miramar, ubicada en el corazón de la Selva Lacandona, dentro del municipio más extenso de Chiapas. Esta laguna no es solo un atractivo turístico; es también uno de los pulmones más importantes de nuestro país. Como era de esperarse, las opiniones no tardaron en dividirse: desde quienes afirman que “ya quieren cobrar hasta el oxígeno”, hasta quienes comparan los precios con los de destinos como Cancún, cuestionando por qué allá sí se paga sin objeciones y aquí no.

Pero es momento de hacer una pausa y reflexionar: ¿realmente entendemos lo que significa visitar un paraíso natural como este?
El solo hecho de llegar ya implica un impacto ambiental. Desde los bloqueadores solares y repelentes que usamos, hasta los envases desechables que muchas veces dejamos atrás sin pensar. La presencia humana, aunque sea con la mejor intención, genera residuos y altera el equilibrio del ecosistema. Por eso, más que un cobro, el acceso controlado y tarifado debe entenderse como una medida de conservación.
Es cierto que los precios pueden parecer altos para algunos, pero es justamente ese filtro económico el que ayuda a limitar el número de visitantes y, con ello, a proteger la fragilidad del entorno. No se trata de elitismo, se trata de responsabilidad.
Un problema igual de importante es la proliferación de agencias de viajes informales o “de papel”, que operan sin registro, sin pagar impuestos, sin contar con guías certificados ni con medidas mínimas de seguridad como cascos, botiquines o seguros para los viajeros. Estas prácticas no solo son desleales para las empresas establecidas que sí cumplen con la normativa, sino que también ponen en riesgo la integridad de los visitantes y deterioran la calidad del destino.
El turismo no puede ni debe verse como un juego. Chiapas tiene una riqueza natural y cultural invaluable, y administrarla adecuadamente requiere experiencia, planeación, profesionalismo y, sobre todo, voluntad. Las autoridades encargadas del sector deben redoblar esfuerzos para capacitar, supervisar y asegurar que cada centro ecoturístico cumpla con los estándares necesarios. Esa es la única manera de garantizar una experiencia segura y sostenible, tanto para el turista como para las comunidades locales.
Muchos de los comentarios negativos sobre los precios nacen de la desinformación. Y parte de esa responsabilidad también recae en quienes administran los destinos. Hace falta una mejor comunicación, más claridad al explicar el porqué de los costos y, sobre todo, una narrativa que nos recuerde que el turismo responsable es un esfuerzo compartido.
Cuidar nuestras bellezas naturales no es tarea de unos cuantos. Es un compromiso de todos: turistas, prestadores de servicios, autoridades y comunidades locales. Si queremos que maravillas como Laguna Miramar sigan existiendo para las futuras generaciones, debemos actuar con conciencia y hacer las cosas bien.
Y si aún no conoces este increíble lugar, te invito a verlo en este video que hicimos con mucho respeto y admiración por la naturaleza: Ver video en YouTube https://youtu.be/5clSI4zd4Zs?si=MVuvhqb91HCDZJrz
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